Al confrontar la realidad entre el yo y la sociedad, Morgan analiza su imagen corporal personal y los sentimientos de inequidad corporal percibida mediante el uso de fallas que dañan progresivamente la imagen. Este proceso imita la espiral descendente que acosa a hombres y mujeres cuando su propia imagen corporal choca con los estándares idealizados e inalcanzables establecidos por la sociedad. De esta manera, la imagen del glitch constantemente corrompida funciona como una condena y catarsis del trauma infligido por la sociedad.